martes, 5 de agosto de 2014

Horneando Situaciones: ¡Por el Amor a los Waffles!

¿Han estado mentalmente en calma y de la nada algo te saca de ahí de un solo empujón, bruscamente?
Ese momento donde tus pensamientos llegan a ti de una manera fuerte e inesperada. Como cuando la música te sorprende y sientes que violines tocando *melodías se llevan tu calma.*

Puede que el masaje haya sido relajante, pero el estruendo de alguien tocando la puerta fueron los violines que me sacaron de mis profundos pensamientos. Él igualmente se distrajo, pero no con los primeros
golpes que recibió esa puerta, si no al tercero o quizás cuarto golpe. Sus manos se detuvieron y yo lo miré.

-Deberías ir o te dejarán sin puerta -le dije con una sonrisa bastante forzada.
Me sonrió discretamente -No sé quien podría ser -decía mientras se levantaba -ya regreso.

Apenas y oí cuando abrió la puerta, se escuchaban murmullos. Yo me termine de bañar y con más nada que ponerme volví a vestir el largo traje de anoche. Cuando me acerque a la puerta de la habitación pude oír quien era y la pequeña discusión que había. Me devolví a la mesita que estaba a un lado de la cama y tome mi pequeño bolso junto con mis zapatos que estaba abajo a un lado de una de las patas de la cama. Saque mi teléfono y marque.

-¿Ola? -su voz de no he mirado quien llama porque seguramente estoy manejando y no me he orillado a contestar.
-¡Natsu! ¿Por dónde andas? -pregunte con voz de "eres mi única esperanza".
-Cerca de Paitilla ¿por? ¿sucedió algo malo? -pregunto preocupada.
-No, pero va a suceder. -le dije la dirección más o menos y donde le esperaría.
-Voy enseguida y cuelgo que creo que ahí hay un policía.

Cuando la llamada colgó mi corazón se detuvo unos segundos. Con los zapatos en la mano y en la otra mi pequeño bolso camine hasta la sala donde se daba lo que ya no era para nada una discusión en voz baja. Cuando me vieron los dos se quedaron en silencio, con palabras aún a medias en la boca que estaban por salir o aún saliendo.

-¿Tu? -su mirada me recorrió de arriba a abajo, era como un escaner -¿qué diablos haces aquí?
Moví mis labios para decir "yo" arrastrando la palabra, esa mueca que haces que separas ligeramente los labios y los levantas, pero no pude.

-Lo que ella haga aquí no es de tu incumbencia -uuuh esto se pone feo y yo tengo que salir volando de aquí.
-Verás que si -Debbie dio un paso adelante, acercándose a mi, pero yo en un rápido y grácil movimiento llegue del lado de la puerta -John, tu sabes lo que...
-Basta Debbie. ¿Has llamado a Mark supongo? -a ella también la interrumpió y si viene Mark yo de verdad no pinto nada de nada aquí.
Debbie asintió tiernamente, era como si ella no fuese culpable de nada en la vida.

-Bueno yo... gracias por el -¿el qué Isa, el qué? -¿desa... yuno? -¿desayuno en traje de gala? si claro.
-No, ni lo menciones, pero -miro a la cocina extrañado y me volvió a mirar -bien... ¿te llamo?
-¿Llamarla? -oh, ella aún esta ahí parada -¿John qué es esto?

Me salí de su apartamento bastante rápido y me subí al elevador que estaba en el piso. Entré y toque el botón de planta baja. Me pase la mano derecha por la cara tratando de limpiar mi vergüenza. ¿Sera que algún día pueda salir bien algo amoroso?
Cuando vi que ya casi llegaba a PB me puse los zapatos. La puerta abrió y yo salí regía y con cara de seria.
Camine unas dos calles después del edificio y llegue a un parque que estaba cerca y me senté en una de las bancas a esperar a Natsu.
En lo que me consumía sobre la horrible escena pasada antes y declarándome rendida ante la idea de seguir con el jueguito de conquistarme al hombre sensual una mano toco mi hombro y chille en lo que dí un salto de la silla.

-Lo lamento, no quería asustarte -El mismísimo Mark
-Dios, me matas de un infarto -le dije más tranquila -¡Hola!
-¡Hola! -dijo animado -dirás que soy atrevido, pero ¿qué haces a esta hora en mitad de un parque en traje de gala?
-Verás... es bueno para la salud hacerlo una vez por semana -dije riendo débilmente -pero ojala fuera por eso. ¿Vas donde John, no?
Miro sorprendido que yo supiera eso -¿Cómo lo sabes?
-Pues "Debbie" lo dijo -lance un suspiro.
-ay no, no, no. No me digas que tu estabas con John y Debbie llego...
-Pues más bien yo iba a desayunar con John, pero escape en mitad de una discusión que ellos tenían, tu sabes tan amena que yo no quise distraer.
-La verdad ya estoy pensando que lo de Debbie es algo psicológico -negó con la cabeza -lo lamento.
-Para nada, tu no fuiste el destructor de desayunos -le dije para tranquilizarlo -No tienes la culpa de eso.

Un pitito distrajo nuestra conversación, Natsu.
-Bueno, han llegado por mi, deberías ir rápido, corriendo si es posible antes de que se maten allá -me dí la vuelta y me despedí agitando la mano. Él me sonrió y quedo mirando hasta que subí al auto con Natsu.
¿Qué cómo lo supe? Fue lo primero que menciono Natsu cuando subí.

Media Hora Después.

-¡Dios! que hambre -decía mientras dejaba caer sirope sobre mis waffles.
-¿Piensas que ellos en algún momento salieron? -Preguntaba mi querida pelinegra mientras cortaba algo en su plato.
-Según él, no. Pero hay que ver que cosas se dicen y que no. Oh oh amo esa canción -en la pequeña cafetería que desayunábamos casi almorzando se escucha apenas las canciones de un radio. Era *How Be a HearthBreaker* de Marina & Diamonds. Que quizá debería aprender algo de la letra de esa canción.

Por cierto, obviamente todo el que entraba a la cafetería se me quedaba mirando ¿jamás han visto a alguien en traje largo? JO-DER.

Siempre me he descrito como un limón, una fruta deliciosa si la sabes endulzar, pero amarga hasta dañar la garganta si no sabes como manipularlo. Y pues la gente que se le queda mirando así a uno me sacan lo amargo.

Regresar a casa era lo único que me pasaba por la cabeza, pero Natsu sembró una idea mejor en mi cerebro, ir por algo de ropa al Mall y cambiarme allá mismo. Eso siempre sale en las películas, así que Hollywood no me decepciones y que esto sea igual de emocionante.

Y déjenme decirles que si que lo es...


Después de una merecida tarde de chicas y ahogar mis penas en comida chatarra, helados y cine, creo que ya pensaba mejor lo ocurrido la noche-mañana de estas últimas horas. Después de todo, me he tomado las decisiones muy precipitadamente, he de aceptarlo.



Al día siguiente, muy temprano en la mañana ya estaba yo trasteando moldes y vertiendo masa para hornear. Que mañana tan larga y aburrida, aunque mil veces mejor que la pasada mañana. Cada que la recuerdo me entra un pequeño punzado en mis remordimientos, es quizás una señal que dice "compórtate la próxima vez".

Salí un momento a mirar en la cafetería, tomar un poco de aire. Y bueno, no fue buena idea.
-Buen día señorita -Mark siendo sensual frente a mi -¿cómo va su mañana?
-Mejor que ayer -reí forzosamente - ¿Qué lo trae por aquí?
-Lo siento, mi intensión no era recordarte algo desagradable. Pues aún me hospedo en el hotel, tengo algo de derecho de bajar a la cafetería ¿no?
-Supongo... -no tenía muchas ganas de hablar y menos con él.
-¿Te llamo John? -lo dijo algo temeroso de mi reacción.
-No -un largo y indeciso no, la realidad es que no tenía idea, mi celular estaba apagado desde ayer -Bueno, ni idea. No tengo teléfono ahora.
-¿Sí? bueno, él quiere disculparse por lo de ayer.
-¿Te ha mandado él para que digas eso? Verás, tranquilidad. Yo no voy a intervenir en ese problemilla entre ustedes tres.
-No, no ¿qué estarás pensando? que miedo. Para nada hay aquí un triángulo amoroso. Verás...
-Mira, no es el lugar para andar contando eso, ni me interesa mucho. Mejor dejamos eso ahí. Dile a John que tranquilo, no necesita disculparse para nada.
-Bueno... cualquier cosa, aquí tienes mi tarjeta. Llama -me extendió la mano con la pequeña tarjeta en ella. Y se despidió llevándose un café en su mano



La verdad espero que esta historia termine aquí. Pero como he dicho y no me cansaré de decirlo estoy más salada que bacalao, así creo que lo siguiente que pase en mi vida, va a dar un giro total.