jueves, 9 de octubre de 2014

Enamorando a mis Propios Demonios ~ Noche 5

Demasiado Cruel





El sonar de un teléfono hacía eco en la habitación vacía. Rápidamente se acerco el hombre ya con años encima, pero suficientemente enérgico para correr a tomar la llamada.

-Buenas noches, Lucas Saccarlo al habla -contesto impaciente.
-Es bueno escucharte a ti. Tengo noticias -la voz al otro lado también era la de un hombre ya mayor.
-Mi señor Lucian, que grato escucharle -su entonación era para agradar más -dígame cuales son esas noticias, espero que sean buenas.
-Las personas que tenían siguiendo el rastro de Gustav, le han seguido hasta México. Eso te deja bastante fuera de tu alcance.
-Pero mi señor yo puedo...
-Silencio. Eres tan solo un Patriarca en América, no tienes ningún tipo de influencia fuerte como la tenías en Asia -regaño el atrevimiento enseguida.
-Lo lamento señor.
-¿Qué sabes sobre la chica?
-Ha cambiado su nombre, como estaba claro. Ya sabemos donde esta. Pronto la tendré conmigo.
-Eso es bueno de escuchar. Avísame cuando sea así -colgó el teléfono sin decir más.




La amenaza de lluvia continuaba, pero no eran más que simples goteras dispersas las que caían. No estaba organizadas o así parecían. Bastante tranquila, hasta que los relámpagos aparecieron. Por momentos muy seguidos, en otros tardaban en resplandecer en el cielo oscuro.


-Evangeline, estas equivocada. -Desenvaino la espada delgada escondida en el bastón -Esta noche no voy a morir.
La chica bajo la mano y lo miro atentamente -Eres tu, pero definitivamente es algo distinto.

-¡JOSEPHINE! -se escucho llamar fuerte y con emoción. Era Aznar, seguido de él Ariza que traía cara de cansancio.

Habían subido por las escaleras de emergencias del edificio.

-¡Josephine! mi amor, soy yo... -hablo una vez más, la alegría en su rostro y la ternura era mas que evidentes.
Pero la chica no volteo, era como si no hablaran con ella.
-Te están llamando -le advirtió Claude, señalando ligeramente hacia Rupert.
Ella volteo un poco la cabeza, para mirar de reojo, al ver al hombre se dio la vuelta completamente -es el hombre de entonces.... Rupert.
-Mi niña -se acercaba poco a poco, como si no lo pudiera creer.
-Una vez más, los problemas se me acumulan -levanto la mano, iba a atacar.

-Uno... dos... -Claude escucho contar, el sonido venia de la puerta que tenía atrás, pensó todo quizá en un segundo y se aparto de inmediato.
-¡Tres! -de una sola patada la puerta abrió. Justamente Bastian salió por esa puerta, detrás de él Audrey, quienes de inmediato corrieron a donde estaba Josephine y se lanzaron sobre ella.

Bastian la agarro por los brazos, muy cerca de los hombros, la chica comenzó a patalear, Audrey golpeo el pecho de la que ahora estaba siendo capturada. Nada paso. Y esa impresión se marco en el rostro de Audrey.

-¡Ayuda! Que no se mueva. Claude ayúdame a sellarla -la chica daba ordenes, tratando de mantener la calma.
Todos corrieron a la ayuda, Rupert trataba de sujetarle las piernas
Josephine se dejo de mover, quieta sin dar aviso alguno, para luego hablar -¿Cómo has estado mi niña?
Definitivamente hablaba con Audrey, pero ella ignoro eso totalmente. La tomo por el rostro para mirarla a los ojos -¡Josephine! debes despertar.
-Yo no soy Josephine... -le dijo sonriente -pero para ti es poco probable reconocerme ahora.
-¿Qué dices? -se alejo de repente.


-¡AAH! -el grito desconcertó a todos. Buscando de donde provenía, atrás vieron a Ariza caer al suelo y alguien le sostenía por el cabello.

Un hombre alto, de piel blanca, muy pálida. El cabello negro, largo hasta la espalda media y los ojos del mismo color. No existía diferencia entre la pupila, iris o la esclerótica, todo era negro.
En su mano izquierda sostenía algo, al principio fue difícil de distinguir pues había demasiada sangre para saberlo.

-Es.. su.. -apenas y balbuceo Aznar.
-Audrey eso eso... -Bastian no dejaba de sostener a Josephine, aunque ella ya no mostraba resistencia.
El hombre dejo caer a la chica y le tiro cerca lo que llevaba en la mano, fue entonces cuando todos pudieron reconocer que era realmente lo que sostenía.

-Dantalion... Duque del Infierno -hablo en voz baja Audrey.
-¿Duque del infierno? -se exalto Aznar al oír eso.

-Ahora mismo entréguenme a esa mujer -hablo el hombre con voz autoritaria autoritaria.
La chica se zafo enseguida de los agarres aprovechando el descuido, y corrió a abrazar a Claude -¿Nos lo podemos llevar Dantalion? -dijo emocionada, pero su voz sonaba más seductora.
-¿Para qué? -su voz hacía sentir temor.
-Me gusta.


"Es imposible que mi sello no permita que Claude selle a Josephine..." -Pensaba una y otra vez Audrey tratando de buscar una salida rápida de la situación. Debían escapar cuanto antes de ahí, sobre todo por la herida de gravedad de Ariza, que ya no se movía en el suelo.
Dantalion poso sus ojos sobre Audrey y luego miro al libro -La gran portadora de calamidades aquí ¿aún la Iglesia no ha venido por ti?
La chica enseguida le miro...

"Pater Noster, qui es in caelis, 
sanctificétur nomen Tuum, 
adveniat Regnum Tuum, 
fiat volúntas tua,
sicut in caelo et in terra. 
Panem nostrum cotidiánum
da nobis hódie, 
et dimitte nobis débita nostra, 
sicut et nos dimittímus
debitóribus nostris; 
et ne nos indúcas in tentationem, 
sed libera nos a malo."

Sin titubear comenzó a recitar en voz alta, y con la misma autoridad que hablaba aquel hombre de nombre Dantalion.

Aparto su mirada de ella -Mueve Evangeline, no tenemos tiempo de estar con tonterías -le llamo.

Salto del edificio, y detrás de él corriendo la chica.

Unos segundos pasaron cuando Aznar y Bastian corrieron hasta donde estaba Ariza en el suelo, desangrándose. -Le ha cortado la pierna.... desde la rodilla más o menos, debemos llevarla ya mismo a un hospital -casi gritaba angustiado Aznar.
-Esto va a doler un poco monja, pero debes aguantar -decía Bastian mientras la levantaba. Los gritos de la mujer no se hicieron esperar.

En cambio Audrey seguía inmóvil en donde estaba, murmuraba aún el Padre Nuestro -¡Hey! Despierta, debemos irnos rápido -Claude la halaba para que la chica reaccionara -¡Audrey!
Lo miro con los ojos llorosos -Es imposible... dijo que era Evangeline....




Muy tarde en la madrugada ~ Hospital Privado.

La sala de espera estaba en completo silencio. Al fondo se podía ver a un hombre de unos treinta y tantos años caminar de un lado al otro preocupado. En la recepción una enfermera, que tenía la mirada perdida en el la computadora que tenía al frente. En los cómodos sillones de la sala, tres personas sentadas.

-No creo que le puedan salvar la pierna -hablo al fin en voz baja Rupert -pero ante todo eso, quiero saber ¿por qué ustedes dos sabían quien era ese hombre?
Bastian y Audrey se miraron -Además ¿qué le pasaba a Josephine? No me reconoció para nada, antes por momentos lo hacía -su voz sonaba un poco desanimada.
-Viejo... lo de tu hija... sobrina o lo que sea, no tengo ni la menor idea. Pero al que llamas hombre, no lo es para nada.
-Es Dantalion, Duque del Infierno -agrego Audrey, acercándose un poco más para no ser escuchada por nadie más que los que estaban en la conversación.
-¿De dónde salió? -pregunto Claude.
-Siempre ha estado por ahí... no sé como decirlo. El Infierno no solo es el deposito de almas que no pudieron subir al cielo. Hay legiones, sectores y grupos. Y todo esto es comandado por seres... Dantalion es un Duque ahí abajo -Bastian explicaba, pero era como si realmente no quisiera hablar de ello -Él,  conoce todos los secretos de hombres y mujeres y con esto arrastra a las almas a la perdición. El libro que lleva consigo es como por decirlo el libro de la vida... tsk -se recostó en el sillón fastidiado.
-Sabía sobre mi, él es que tiene definitivamente el cuerpo de Josephine... -murmuro Audrey.
-¿El cuerpo? -Rupert interrogo.
-Aznar debemos ser claros... -lo miro fijamente a los ojos -Josephine puede que ya no este en ese cuerpo, y lo que es peor no tiene un demonio dentro.
-¿Qué? -en unisono los tres hombres confundidos.


-Sshh, silencio -regaño la enfermera.

-Disculpe -dijo sonriente Aznar, volviéndose hacía la chica -No entiendo ¿entonces?
-Se llamo así misma Evangeline... -empezó Claude -y decía conocerme. El nombre me sonaba, pero no de tan antes...
-Evangeline es un ángel. -Simplifico la respuesta a eso, y los demás la miraron atónitos -En el cielo los ángeles son los de más bajo rango, están el la tercera jerarquía, y son los más apegados al mundo terrenal. Ya se los había dicho antes, y a Claude no hace mucho, se suponía que yo había matado uno. Pero resulta ser que solo dejo su cuerpo....
-Estas diciéndome que el cuerpo de Josephine que vimos ahí ya no tiene su alma, pero que dentro esta metida el alma de un ángel...
-Por eso cuando trate de exorcizarla como un demonio no paso nada... no es un demonio. El poder de Claude repele almas malignas, demonios. Ella lo abrazo y no paso nada.
-Esto es peor, malo es poco -Rupert se sentía frustrado.
-Aún ahí algo que no me queda claro -agrego el rubio -¿por qué insistió en conocerme?
-Contigo nada es claro -comento Bastian -pero si eres la clave de todo ese enredo deberías saber algo más -lo miro incredulo.
-¿Insinúas algo? -le devolvió la mirada furtiva.
-Los dos cierran la boca -regaño Rupert -Audrey ¿crees que la Iglesia sepa que el ángel esta viva?
-No sabría decir eso con exactitud, ellos pueden saber las cosas y no decirlas. Pero en definitiva cuando escape, pensaban que Evangeline estaba muerta.

El hombre que se encontraba al final del pasillo comenzó a llorar, eso atrapo la atención de todos, hasta la de la enfermera que parecía indiferente con todo, movió sus ojos hasta donde el llanto se escuchaba más fuerte. Un hombre con bata blanca había salido de las grandes puertas para decirle, lo que al parecer no eran buenas noticias.

-Bueno, el ambiente me pone un poco nervioso... -suspiro rendido Rupert.

Después de una hora esperando, al fin un doctor llamo a los que esperaban noticias.

-¿Algún familiar de la señorita Ariza Solier? -miro por toda la sala en busca, hasta posar sus ojos en el grupo sentado a la espera.
Enseguida todos se levantaron y a paso rápido llegaron hasta el hombre.
-Somos... sus... -ninguno sabía como terminar la frase.
-Ella es Sor que nos ayuda con la fundación... -termino Claude por decir.
-Bueno, ella ahora esta bastante bien. Perdió mucha sangre, pero pudimos atenderla a tiempo.
-¿Su pierna? -con temor a preguntar Audrey logro sacar esa pregunta.
El hombre bajo la mirada y en pocos segundos la levanto -No pudimos hacer nada en ese punto. Las conexiones, venas, arteria... todas estaban muy dañadas.. ¿podrían decirme como se hizo eso?
-eeh... -fue la respuesta de todos.
-Verá... aún no lo sabemos con exactitud -bajo la mirada la chica -nosotros solo escuchamos el grito...
-Y ella estaba en el suelo.... -agrego Bastian.
-Había una sierra cerca... -Rupert condimento el comentario.
-Y pues la triamos -termino Claude.
El doctor miro a todos examinando cada palabra dicha -Ustedes... ¿no son los de la vez pasada...?
-¿qué? no, no, no -dijo nervioso Rupert.
-Sí, los del caso del niño que los había mordido...
-Ja, ja, ja... para nada -la risa nerviosa de Audrey resonó en la sala -Doc ¿no tiene que ir a ver a nuestra Ariza?
-¿ah? sí.. si. Pero juraría que ya los había visto antes. Bueno. Dentro de un rato les mandaré a avisar que ya la pueden ver.

El hombre se despidió brevemente y entro por las grandes puertas blancas, dejando la sala en silencio nuevamente.

-¿Un niño los mordió? -dijo queriendo no reír Claude.
-¡Cállate! -empujo Bastian abriéndose paso entre todos.
-Son cosas que no queremos recordar -seguido de Rupert.
El rubio miro a la chica esperando una respuesta -No me mires -intentaba no reír -son cosas que pasan ¿no?


Ariza se encontraba tendida en la cama de hospital, con una mascarilla de oxigeno y respirando serenamente.

-El doc dijo que estabas bien, pero esa mascarilla me hace pensar en lo contrario -Bastian se sentaba a su lado.
-Es un hijo de puta ¿cómo voy a estar bien? no puedo fumar, tengo que respirar con esta cosa y me falta una pierna -decía bastante sonriente mientras se quitaba la mascarilla de la cara y se acomodaba en la cama de hospital. Se veía bastante débil.
-Vamos a estar un poco jodidos sin ti -miraba distraído los tubos de oxigeno.
-Tu padre anda bastante cerca ¿te andará buscando? -la voz sonaba más seria.
-Si quisiera buscarme ya lo habría hecho -dijo un poco molesto. El tema le molestaba.
-Eres igual a Audrey, siempre evitando al máximo el tema. Pero como vez, las cosas se le derrumban encima. Si la Iglesia sabe de Evangeline...
-Deben andar buscándola... y no me refiero a el ángel, si no a Audrey -puso su mirada sobre ella -Bien, dicen que estas jodida, pero bien. Solo podía entrar uno a verte por hoy, así que comienza a hablar. ¿Qué rayos fue lo que paso?
-Lo sabes bien... o eso imagino, si tus papis te educaron como es debido. Era justamente el Duque del Infierno. Me corto la pierna no tengo ni idea como... cuando me di cuenta ya no la tenía pegada al resto de mi cuerpo -cruzo los brazos -esto es terrible Bastian, un ángel y un demonio de alto rango del infierno juntos.
-Están tramando algo serio eh... que mal se esta tornando todo esto. tsk.






-El Cielo y sus seres divinos son algo curiosamente especial ¿sabes? Son como un ejercito de divinidades, peleando por ser los favoritos de Dios. Y si lo ves de cierta forma... Dios es un engreído, que solo esta ahí mirando ¿pero no ha sido así siempre? Por eso mando a su único hijo a la tierra, porque no quería estar demasiado cerca de nosotros.
-Dices que Dios es... ¿cruel? -su voz sonaba algo ronca, como si hubiese hablado demasiado por un día.
-¿Conoces la Angelología?  -lo miro distraída.
-Ni siquiera estoy seguro de que esa palabra exista en español.
-Pues verás... siempre hablamos de ángeles y hasta con cierto temor, pero están hasta abajo en la pirámide de rangos.
-Seres más cercanos a Dios que los ángeles dices...
-Se divide en tres jerarquías, por así decirlo -puso su dedo indice en la mejilla de Claude - nosotros hasta abajo del todo, sus creaciones -le guiñó el ojo derecho -puede que quizás hasta fuimos sus favoritos aunque claro lo dejamos de ser, porque no estamos ni en la tercera jerarquía-retiro su dedo y lo apunto al hacía arriba -Tercera, Ángeles, protectores de los hombres y mujeres. Evangeline.... -bajo la mano y susurro algo inentendible para Claude -Están más cerca a nosotros y son más dados a corromperse. En fin, estuve pensando ¿un ángel le cedió sus poderes a Claude? o quizá algo mejor...
-Estas diciendo que no fue un ángel...
-¿Estas poniendo segundas intenciones a mis palabras?
-No, estoy tratando de entender tus puzzles mentales
-Arcángeles -dijo si titubear.
-Pero... ¿qué dices? un arcángel, pero si solo hay tres.. ¿no?
-Error, la biblia solo menciona a tres o cuatro -ponía una cara de confusión, aunque parecía más una comedia -Rafael, Miguel y Gabriel. Los más conocidos. La Iglesia Católica acepta a siete, pero eso no significa que no haya más ¿quienes somos para negar la existencia de algo jamás visto?
-Nada, no somos nada -bajo la mirada pensativo.
-¿Qué hay de la idea de que un Arcángel fue el dador de tus poderes?
-¿Cómo llegar a esa hipótesis?
La chica abrió la boca y sus labios se movieron, pero las palabras no salieron, algo las detuvo, estrecho los ojos y bostezo -aaamm, verás... la biblia menciona siete de ellos, de manera vaga. Siempre es en ayuda contra el... "mal" -se recostó de la pared mientras se acomodaba -en pocas palabras, matando demonios, no son como los ángeles, que te dan fuerzas, te levantan del desanimo...
-Ajaa...
-Pero solo es una hipótesis, tan solo eso.
-¿Qué más hay antes de poder llegar a Dios? -trato de evitar el tema, le daba escalofríos pensar que él estuvo cerca de un arcángel y ni siquiera lo recordaba.
-Principados, o así los llama la Iglesia. Supervisan a nivel de continentes -la típica sonrisa burlesca apareció en su rostro -si quieres mi opinión, el Vaticano se los invento. Un ser divino vigilando temas militares y políticos... es simplemente tonto.
-Pero la Iglesia argumenta que son reales -le puso la mano en el hombro con suavidad -y cuando quieren argumentar se valen de lo que sea.
-Tienes mucha razón -le tomo la mano y su mirada lucía más calmada.
-Pareces tener problemas de personalidad, pero me caes bien... en este momento eres... -se silencio el mismo.
-Somos lo único que tenemos Claude, le prometí a Evan que te protegería, aunque mi vida dependiera de ello. Bueno -su tono de voz era más suelto -eso hay que verlo -soltó una carcajada.

Al final de pasillo se escucho a un Doctor silenciarla.

-Ups.
El chico suspiro. "Somos lo único que tenemos"-¿Esa es la tercera jerarquía?
-Exacto. La segunda se compone de seres que creo que la mayoría de la gente normal jamás ha escuchado. Potestades, Seres de muerte y nacimiento. Posiblemente los dadores de mis habilidades.
-Supervisan el poder humano.... si lo dices de esa forma, no están haciendo muy bien el trabajo.
-Ja, tienes mucha razón. Sobre ellos están Virtudes, Inspiran a la humanidad de distintas formas y se presentan como rayos de luces.
"quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades."
-Eso da... miedo. ¿Qué más hay además de ellos? -el tema ya le parecía interesante.
-Dominaciones, son los que dan las ordenes a los de abajo de ellos. Aún no estoy muy segura cómo y porqué -hizo otra pausa, esta vez suspiro ella -Entonces llegamos a la primera jerarquía.
-Los seres más cercanos a Dios.
-Tronos, "Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él." Recito tal y como dice Colosenses 1:16.
-¿Qué son exactamente?
La chica puso su mano izquierda cerca del mentón y con cara pensativa le respondió -Son seres inmensos llevando el orden natural. Llevan como su nombre lo dice el Trono de Dios por le paraíso.
-Sonara mal... pero son ¿sus chóferes?
-En parte, pero según la Iglesia, al parecer en ese recorrido que hacen junto a Dios, llevan el registro de todas nuestras acciones. Saben lo que hacemos, lo que hicimos y sabrán lo que haremos en un futuro.
El chico se sonrojo un poco, solo de pensar donde estaba parado hace un mes.
-Entonces subimos a algo más conocido. Querubines, guardianes de luz. Dicen que su divinidad se filtra a través de los cielos y toca nuestras almas.
-Eso suena más bonito y comprensibles. Siempre los pintas como unos bebés gordos y adorables.
-uhm, ja. Pues sí, ese era el gusto de Edad Media. Ellos son más mencionados en la Biblia.
" Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines." Ezquiel 10:20. ¿Los vio? Ese hombre de aquel tiempo llego a verlos...
-Quien sabe... la biblia es algo confuso, escrituras recolectadas para el bien de los reyes y dela Iglesia de ese tiempo.
-Si le biblia resulta ser una especia de libros... la verdad el escritor se esta perdiendo de buenas regalías jajajajaja. Aff no debería estar haciendo bromas sobre eso ¿verdad? -sus palabras eran de querer hablar con seriedad, pero su expresión decía todo lo contrario.
-Supongo que dentro de unos cientos de años, alguien encontrara el Silmarillion o El Señor de Los Anillos y creerá que esos eran los males de nuestros tiempos.
-Shh no hagas bromas celestiales, un ángel te dio sus poderes, es... es... ¿ilegal? -no podía aguantar la risa.
-Ya déjate de tonterías -le decía riendo -mejor dime ¿qué hay arriba de los Querubines?
-Serafines.
-¿Qué?
-A pesar de que fuiste criado por un presbítero, no sabes mucho sobre la Iglesia y sus historias. Pues verás, son consejeros divinos. Están a un lado de Dios.
"Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban." Si no me equivoco, Isaías 6:2.
-¿Seis alas? ¿Por qué se cubrían?
-Del resplandor de Dios. Es tan grande y hermoso que quema. -Esto último lo dijo mirando al techo, como si se dirigiese a Dios. Como si Él la escuchara.
-Un Dios que si te acercas demasiado, te quemas....


Las palabras rebotaron en el pasillo, silencioso y vacío.



La puerta a un lado de ellos se abrió, de ella salió Bastian, con su típica cara de enojo.
-Antes de que pregunten, esta bien, débil, pero bien. Rupert se quedará esta noche, para acompañarla, debemos decidir entre nosotros quien viene después....
-¡Yo! -casi de inmediato respondió Claude.
-Y por defecto de Audrey. No dejes a este chiquillo solo. Se mete en problemas muy rápido. -Siguió de largo a paso lento -por cierto Audrey. Debes tener más cuidado, ya sabes porqué.
-Lo sé -le sonrió cálidamente y despreocupada.
-¿Por qué? -le susurro Claude.
-Eres un entrometido mi querido copo de nieve en el trópico.

Rupert apareció con tres vasos llenos de café.
-Acabo de ver que Bastian se retiraba -le ofreció los dos vasos.
-Mañana... bueno más ahora vendremos nosotros -decía la chica dando un sorbo al liquido calentito.
-¿Los dos?
-No me gustaría que se quedara solo y que aparezcan cosas que él no pueda sobrellevar.
-Y yo no me quiero quedar solo -sostenía el vaso con ambas manos, tratando de que el calor del café pasara a su cuerpo -esa escena en la azotea del edificio, me hizo recordar algunas cosas.
-¿Cómo cuales? -Rupert parecía muy interesado en lo que decía el chico.
-Solo, sin saber que hacer, confundido.... todas esas cosas siempre estaban en mi justo después de que mi padre... -esa oración ya no sabía como terminarla.
-Es mejor que nosotros nos marchemos para descansar algo. Nos veos más tarde -la chica simplifico la situación.


Salieron del Hospital y justo afuera estaba esperándolos el curioso hombre de nombre Gabriel.
-Un gusto verles enteros a ambos -les saludo.
-¿Es un chiste Gab? -dijo mirándolo y arqueando una ceja.
-Para nada señorita, y ya le he dicho que es Gabriel.
-Hubiese sido un buen chiste -decía mientras subía al carro seguida de Claude.

El viaje a casa fue silencioso, Audrey había quedado rendida del sueño, Gabriel no hacía preguntas ni tema de conversación. Y Claude trataba de no quedarse dormido.

-Parece que no fue una buena noche -el hombre llevaba en brazos a la chica totalmente dormida -es muy raro que usted no diga ni pregunte nada.
-Fue una noche espantosa si quiere mi calificación.

La dejo en su cama y cerro la puerta -Es mejor que descanse, le hará bien, el sueño es reparador.
Se retiro con sus elegantes pasos, dejando a Claude solo en mitad del pasillo.


Se restregó los ojos, era cierto que se sentía cansado, pero cada vez que cerraba los ojos escuchaba la voz de esa chica, diciéndole que le conocía. Daba vueltas en la cama, por más sueño que tuviese se le era imposible, sentía los mismos temores de cuando era tan solo un niño de siete años.
Se levanto de su cama y se dirigió a la habitación de Audrey. Toco una vez la puerta, pero no se atrevió una segunda. Al darse la vuelta, se encontró con ella.
-¿No puedes dormir? -se le entendió entre un bostezo.
-No...
-Ven, siempre que se tiene miedo, es mejor estar en compañía de alguien.
Le abrazo suavemente y él de inmediato le correspondió el abrazo, pero como quien busca refugio.
-Estoy asustado Audrey... Yo... yo he conocido antes a un Serafín...









Nota de Escritora frustrada
Pues buscando por ahí, encontré esta imagen, que se acopla más a la descripción bíblica de los Serafines. Seis alas que le cubre el cuerpo, y en ellas ojos. Les llaman "Flamantes Rayos del fuego de Amor"
Y como dato curioso, no los pueden ver todo el mundo, como quien ve a un ángel o a un arcángel. Solo a seres que se les ha abierto las puertas al cielo.

ME DAN MIEDO