Cuatro personas montadas a caballo
seguían el sendero, no había más camino que ese. Un rey, Moulin señor de las
tierras Azul y Rojo, territorio basto y hermoso. Morrigan, señora del bosque
bajo guardiana de la paz entre los árboles, Laiath hermana gemela de Morrigan,
dama guardiana de las montañas nevadas y Erzebeth, señora del lago. Un camino
largo a la cueva de la verdad, donde las aguas de la sabiduría corrían sin
límites algunos.
Es un ser que establece el equilibrio de
varias cosas. Él obedece a lo que el resto de las personas le llaman “Dios”.
Cuento viven, cuando mueren y Las
Puertas. Hay un total de tres puertas conocidas por los humanos.
La puerta que conduce al mundo mortal,
donde humanos no captan ningún tipo de contacto sobrenatural, claramente hay excepciones.
La puerta que conduce a Natian, toda
clase de expresiones sobrenaturales se muestran. Alquimia, hechicería, magia
blanca y negra, demonios, almas que pueden vivir fuera de un cuerpo y quien
sabe que otras cosas.
La puerta al infierno.
Pero los humanos solo conocen estas tres
puertas, también hay una puerta que lleva al cielo, pero esa solo se abre desde
adentro y solo hay un solo ser que puede hacerlo.
La puerta al pasado, es curioso que
exista, pero que sea prohibido utilizarla. Serian solo desastres al tratar de
mover hilos de lo que ya esta tejido, podríamos hasta nuestra misma existencia.
El Dragón vive en un lugar tan apartado
que solo uno que otro se lo ocurre la idea de tratar de llegar hasta él. Pero
lo hicimos, la traición se dio y él nos castigo.
-¿El Rey? –Lilith se había perdido entre
todas esas palabras.
-Esa cosa que me vigilaba antes era un hombre,
fuerte y apuesto señor de vastas y verdes tierras.
-Es como si lo recordará, pero es
imposible…
-Laiath –pronuncio interrumpiendo
Morrigan –ese era tu nombre en ese entonces, tu Moulin, Erzebeth y yo tratamos
de obtener el poder del Gran Dragón, pero a las orillas del lago del agua de la
sabiduría Erzebeth nos traiciono. El dragón que todo lo sabe nos vio e infundio
un castigo en nosotros. Trate de salvarte de eso, pero solo logre atrasar
quinientos años. A ti y a mí nos condeno a guardar las lleves de las tres puertas
conocidas por los humanos. –Morrigan detuvo su relato y miro a Lilith.
-No… no puede ser. ¿Erzebeth? ¿Qué paso
con ella?
-Ella alcanzo a tocar esa agua sagrada
que buscábamos y logro huir antes, se llevo el alma de Moulin consigo. Con ese
poder convirtió al pobre en eso.
-¿Cómo lograron atraparla?
-Desconozco quien y en qué momento le
sacaron el alma del cuerpo y la tiraron al Bosque Oscuro. Pero cuando salió de
ahí logro entrar a un cuerpo que aún tiene otra alma.
-Dices que… Erzebeth tomo el cuerpo de la madre de Celilia y
August –Lilith parecía nerviosa solo de escuchar –un momento… has dicho que me
salvaste ¿cómo?
Morrigan cerró los ojos suavemente –Antes
de que el poder fuese dividido entre las dos yo te empuje por la puerta del
mundo humano, por alguna razón el mundo completo se adapto a ti. Padres, amigos
una vida entera se formo para ti ahí. Pero el tiempo no transcurre igual entre
ambas puertas, acá pasaron años y tu apenas llevabas meses ahí viviendo una
vida tan sencilla. Hasta que un día por error tus ojos vieron a la shinigami.
-No puede ser… no ¿mis padres? ¿mis
amigos? ¿todo eso es creado? –las lagrimas humedecían los ojos de Lilith.
-No sé el por qué de todo eso, tampoco
podía hacer contacto contigo, pero Hikari si lo logro, aunque eso no era lo
planeado.
-Entonces ahora tu… y yo debemos –no sabía
realmente como debía terminar la frase.
-Te pasaré todo mi poder a ti, yo tomaré
tu lugar y tu el mío, la vida que llevas yo la tomaré. Tus vivencias se transmitirán
a mis recuerdo y los míos a los tuyos –le tomo las manos –tú serás la que
decida quien pasa de lado a lado y cuando el Dragón hable tu escucharás lo que
diga.
Lilith ya estaba llorando –no sé si yo
pueda, nunca he sido muy útil aquí y ahora pides que tome tu lugar Morrigan –ya
casi no podía pronunciar se ahogaba entre su llanto –no… co…prendes no soy la
Laiath de ese entonces.
Morrigan le abrazo.
-Siempre serás Laiath, la chica que le
temía a todo, pero al final resultaba ser la más valiente.
Una luz comenzaba a desprenderse a
Morrigan, ella se separo un poco de Lilith y le miro con cariño.
-¿Estas lista? –inclino su cabeza hacía
un lado y entrecerró los ojos –ya no me siento bien, me siento terrible
hermanita.
-Lo haré –se secaba las lagrimas con el
brazo derecho –Tomaré el mando.
Sujetaron sus manos, el dragón marcado
en la mano de Lilith se movió al brazo de derecho de Morrigan que sujetaba la
mano derecha de Lilith. Todo alrededor se volvía más blanco de lo normal y
cuando menos se percato estaba rodeada de Nueve puertas. Reconocía dos de ellas
pues las había estado travesando.
-Aquella de ahí elaborada con hierro, es
la puerta al infierno –señalo Morrigan, la de allá es el pasado –indico, una
puerta que parecía estar siendo comida por las termitas y que con una simple
patada podría ser derribada –no te confíes, si se intenta tocar sin el permiso te
vuelves parte de la puerta. No debo explicar más nada lo demás sabrás poco a
poco.
Lilith fue perdiendo el conocimiento lo
último que vio fue el rostro de su hermana Morrigan sonriéndose.
Sentía que caía por un abismo, pero no
le importaba, se sentía tranquila, era como si recordara de la nada todo lo que
había sucedido en aquel entonces.
He entrado de casualidad y no me lo creo, has subido capítulo de Anima wiiiiii
ResponderEliminarMe ha encantado, Morrigan y Lilith (Laiath) son hermanas y conocían a Erzebeth, y ahora Lilith es ama dueña y señora de Las Puertas.
Entonces Morrigan irá a la escuela por Lilith?????
Ya quiero que sigas subiendo *se arrodilla y le suplica mientras llora* no seas mala!!!