sábado, 3 de mayo de 2014

Horneando Situaciones: Bouquet Garni

Nos escabullimos del lugar, y nos dirigimos a la salida.
¿Dejaste a Natsu abandonada?
Pues no, ella se quedo con el tiquete del Valet Parking y las llave del carro. Es como si ella tuviera un sexto sentido para esas cosas.

Le llevaba sujetada de la mano, sus dedos se entrelazaban con los míos. Justo a la perfección.
En la entrada pidió su auto, enseguida el Valet miro el tiquete y se dispuso a buscarlo.
Ese momento donde no sabes ni que hacer. Pues en ese estaba yo, sujetada de la mano con un hombre extremadamente guapo ¿Dios lo haces de maldad verdad? Él se dio cuenta cuando trate de zafarme de su mano, pero solo conseguí que me acercara a él más aún -¿Te estas arrepintiendo?
-Para nada -dije segura.
Llego el chico con el carro, me abrió la puerta, John subió y tomo el timón. Acelero y dejamos el Hotel atrás.

Un momento.... *Cerebro haciendo cálculos* ¿A dónde vamos?

-¿Puedo preguntar... a dónde vamos? -mire con curiosidad, tiene formas hermosas de mover sus expresiones.
-¿Me has visto últimamente en el Hotel? -miro brevemente donde yo estaba sentada.
Pues ahora que lo pienso, no. -¿Te has cambiado de hotel?
-Me he comprado un apartamento, al parecer lo de la cafetería acá en Panamá va bastante bien y es posible que tenga que quedarme más de lo esperado... y eso es bueno -me miro de manera bastante sexy.
Me sonroje enseguida, busque donde mirar y lo primero que vi fue la radio. Toque en botón de encendido y lo primero que comenzó a sonar fue una canción que me encanta ~Más y Más~ Dios no sé si es mi enferma mente, pero esa canción tiene una letra que se da a entender muchas otras cosas.
-¿Entonces... hasta cuando estarás en el país? -ahora que lo mencionaba.
-Pues año y algo si todo va bien -extendió su mano derecha hasta mi rostro -¿estas preocupada de que me vaya? -sí, es oficial, se esta volviendo algo descarado y eso debo corregirlo antes de que se le haga costumbre.
-Deja de presumir ¿quieres que busque a otro? -mire fingiendo enojo.
-No. -dijo en seco -Llegamos al edificio, calculo yo que tendría como cuarenta y algo de pisos. Nos bajamos del auto, los tacones me estaban matando, entramos al elevador que da por los estacionamientos, la puerta se cerro y el presiono el piso 35. Justo cuando comenzó a subir él me acorralo en una esquina de aquel aparato que ahora parecía tan estrecho. -Me estaba muriendo de rabia allí -me dijo al fin.
-¿Rabia? -estaba yo contra la esquina del elevador y sus labios, no tenía por donde ir.
-Ese tipo no te dejaba de mirar, ni un solo segundo te quieto los ojos de encima. Te estaba comiendo con la vista y yo quiero se el único que tenga derecho a eso -¿saben qué más tenía ese elevador? ~Música de fondo~ pensé que eso ya estaba extinto, y las palabras casi fogosas que me decía John no iban para nada con el ritmo de esa música. "DING" Sonó, él se giro, decía piso 10 apenas. Nos separamos antes de que la puerta abriera.
-¡Hola Johnny! -Una chica super más alta que yo, y eso que iba en zapatos bajos, cabello negro larguísimo suelto y vestía un short super corto y una camiseta. Me miro como si sus ojos fueran unos escaneres de arriba a abajo.
-Hola... ¿Cintía? -dijo como tratando de no equivocarse.
-Cindy, jajajaja -risa falsa donde vaya.
Piso 29 la puerta volvió a abrir y ella se bajo -Buenas noches -ella estaba coqueteandole, pero yo aún no me siento dueña de él como para hacer algo al respecto aunque me este muriendo de celos por dentro.
Note que él me estaba mirando ¿buscaba mi reacción? -¿Todo bien? -me pregunta.
-De maravilla Johnny -dije entre risas.
Movió los ojos a un lado -vamos Isa, ni un poquito de celos. Tengo que admitir que ella se ve muy bien.
-Con esos melones que se mando a meter bajo la piel, no puedo imaginar el dolor de espalda que debe sufrir -confesé aún riendo.
-¿Melones? ooh melones -deben recordar de que este hombre es un inglés y que mis referencias y juergas panameñas a veces no las va a lograr comprender del todo.
-Una parada más antes de llegar al piso 35. El elevador se detuvo en el 34 y abrió sus puertas, una pareja dándose besos y caricias apasionadamente (se estaban comiendo vivos, esos dos) de lleno subió al elevador, reaccionaron a los diez segundos de haber subido. Se separaron que casi parecía que daban un salto.

-Bue..buenas noches -dijo al fin el hombre, seguido de la chica.
-Buenas noches dije yo tratando de contener la risa. John me meció el brazo mirando con complicidad, en eso el elevador volvió a abrir sus puertas. Bajamos y apenas se cerro la puerta nuestras risas brotaron.
-No, No. Imagínate que pena -las pequeñas lagrimas salían de mis ojos de tanto reír.
-Pero si sola hace unos segundos estuvimos a punto de ser como ellos -resalto él.
-Ni lo digas.
-Ven -saco del bolsillo interior de su saco una llave y caminamos hacía una puerta, hay tres apartamentos por piso.
-Este lugar te debió salir por una millonada -dije inocentemente.

Cuando entramos, fue algo encantador. Todo tan bien decorado, cada cosa en su sitio, los colores. La puerta daba a un pequeño pasillo y este daba a una sala que quedaba tres escalones más abajo del resto de las habitaciones. La cocina no era muy grande, pero tenía bastante espacio para colocar cosas. Hacía un costado el pasillo que al parecer llevaba a las recamaras y justo detrás de la sala y enorme balcón. Lo primero que hice fue ir directo hacía el. Tenía una puerta de vidrio que me impedía salir.
-Puedes abrirla con confianza, estas como en tu casa -me dice. Sin más demora abro la puerta y puedo sentir la brisa fría de la noche.
Escucho vibrar mi teléfono y enseguida lo saco de mi pequeña cartera.
"Llegue a casa y no te veo, diré que estas en algún hotel con ese hombre"
Enseguida le respondo a Natsu "No me creerás donde estoy" -enviando-
"¿Dónde? :O" pregunta ella.
"En su apartamento, y que apartamento, tiene una vista fabulosa al mar" -enviando-
"OMG, de esta noche no pasa querida".
"Sucia, te dejo. Besos mañana nos vemos" -enviando-  volvía a guardar me teléfono.

Cando gire él ya se había quitado el saco y estaba buscando algo en la mesita de la sala que estaba llena de papeles y revistas. Cuando vi como se tensaba su camisa al mover sus brazos me dio una sensación de querer ir a saltarle encima. Contrólate Isa.
Camine hasta donde él y pase mi mano sobre su espalda, de inmediato me miro y dejo escapar una de esas sonrisas embriagantes.
-¿Buscas algo? -pregunte.
-Sí, Mark me acaba de escribir preguntando por unos papeles, pero creo que no los tengo yo. -Levantaba unos y los observaba, pero luego los dejaba de nuevo en su lugar. -Me voltee y me dispuse a curiosear más por aquel apartamento, pero el sujetó mi mano y me halo hacía él -No creas que he olvidado a lo que... -su celular comenzó a sonar.
-Inténtelo más tarde -le dije con una sonrisa burlona.
respondió de mala gana el teléfono. Estaba hablando en inglés.
Camine por el pasillo que da a las habitaciones, miré en una puerta y era un baño, pasé por alto las otras dos por que vi la puerta del final. Estaba abierta y miré sin entrar.
Si esa era a habitación en que dormía, esto era maravilloso. Era tan amplia,, la cama grande para dar vueltas y saltar en ella.
Escuche los pasos de él acercándose, pero cuando me voltee él ya estaba encima mio. Directo a mis labios, el rojo quedo en los de él, pero no le importaba en lo más mínimo. Sus manos se fueron directo a mi espalda y la recorrían. Yo estaba centrada en sus cabellos, mis dedos de paseaban por sus ondulaciones. Me acorralo contra la puerta del cuarto y bajo sus manos directo a mi cintura. Comenzó a besar mi cuello.

Yo estaba en el espacio exterior, nunca pensé que llegaría a estos extremos con el hombre sensual que veía en la cafetería del lugar donde trabajo.
Baja su mano por mi pierna derecha y la levanto. Ya sé que se trataba eso, así que simplemente cuando lo hizo con mi pierna izquierda me deje cargar por el, pase mis piernas para sujetarme bien y enrosque mis brazos en su cuello, no me quería despegar de su boca.

No me dí cuenta cuando ya me estaba recostando de su cama, sentí las suaves sábanas en mi espalda, estaban frías. Se separo de mi, pero solo fue para recorrer con sus manos mis piernas y quedar justo en mis pies para quitarme esos tortuosos zapatos. Tenía una manera tan astral de acariciar. Se aflojo la corbata roja un poco más y se la quito. Regreso a mi.
Mis manos por si solas actuaban, y los botones de su camisa desabrochaban.
-Me tendrás que decir como sacarte de ese vestido -me dice cuando yo al fin logró soltar todos esos botones.
Sonrió levemente, y no sé si es posible, pero me sonrojo aún más. -El señor Johnny necesita ayuda -burlo.
Me levanto un poco y él pone sus manos sobre la cremallera casi invisible del vestido.

Entre tantas caricias y ya notables gemidos por la excitación el problema de la ropa quedo atrás.
Su cuerpo se ve que que es bien trabajado, debe dedicarle algunas horas de gimnasio a la semana, porque por Zeus nadie tiene por obra y gracia del señor un cuerpo de macho así. Recorrí su abdomen, claramente marcado el famoso "six pack".
Entonces se movió ligeramente y pude sentir algo que tenía no olvidado, pero si en segundo plano. Yo sé bien que saben a lo que me refiero. Se notaba que estaba bastante excitado.
-Me estas volviendo loco -se acerco a mi oído -no sé como sobrevivía en este mundo sin sentirte.
No sabía que decir pues yo ya estaba sintiendo otros placeres.

Desperté, gire mi cabeza a un lado solo para encontrarme a centímetros de la cara de John. Eramos como un plato de espaguetis entre él, la sábana y yo.
Me levante y buscaba con que taparme. Ya sé lo dirán y no podre evitarlo, Cliché. Me puse su camisa blanca de la noche anterior, aún tenía su aroma. Me levante tratando de no despertarlo, se veía tan tierno durmiendo, ni pensar que hace solo unas horas era otra cosa completamente distinta. Una fiera.
Camine por la habitación en busca de mi ropa interior. Miré su espalda, ancha. Me estoy derritiendo como un helado en la playa a pesar de que el acondicionador de aire esta encendido. En su espalda están las claras marcas de uno cuantos rasguños accidentales, que al fin y al cabo le excitaban más a él.
No té que en su habitación hay un baño personal. Este lugar es enorme insisto. Entré para lavarme la cara y parecer viva. Algo del maquillaje corrido y unas pequeñas ojeras. Mi cabello despeinado y un bostezo que se me escapa.

Entonces lo escucho despertarse, lo miro a través de la puerta del baño. Se ve extremadamente tierno, mira extrañado. Debe estar pensando que yo debería estar allí a su lado. Me armo de valor y camino hacía la cama.
-Buenos días -le digo en la voz más coqueta que pueda yo usar.
Me mira asueñado y me regala una sonrisa juguetona -¿qué haces ahí? Ven conmigo. -Me extiende su mano, en forma de invitación.
Subo a la cama y me recuesto de él. -Esto es... -iba a decir algo, pero era una completa estupidez.
-Te ves tan sexy con mi camisa, ¿me estas tentando?
-Anoche eso fue... -no digas ninguna estupidez, no. -Esto debe repetirse... -¿Enserio he dicho eso yo?
Besa mi cuello y sube a mi oreja -cuando quieras -es apenas un murmuro.

Después de un rato de estar ahí solo abrazados la nación del hambre ataco. Y pues me dijo que él prepararía el desayuno.
Me dispuse a tomar un baño primero ¿Por qué?
Dios tiene una tina en su baños. Una tina. Jamás me he bañado en una, pero eso se ve tan genial. Muero de ganas de estar metida ahí.
La llene y le puse al agua uno que otro jabón que vi que tenía él en el baño. Me quite la ropa y me sumergía en esa tina. Recosté mi cabeza en el borde y cerro los ojos.
Que relajante. Las piernas me dolían ligeramente ¿Estuve haciendo gimnasia anoche o qué?
La tranquilidad llenaba mi cerebro ¿puede ser esto mejor?
La respuesta es: SÍ.
Él entro al baño, vestido por si preguntan, bueno dentro de lo que cabe, unos boxers y un suéter sin mangas. Miré de reojo y volví a apartar la vista. Escuche que se acerco a la tina y puso sus manos sobre mis hombros.

-¿Desea un masaje señorita?









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