jueves, 25 de septiembre de 2014

Enamorando a mis Propios Demonios ~ Noche 4

~Josephine



La brisa dejo de soplar solo para escuchar una vez más de los labios de ella esa pequeña historia. El don, el talento tan especial que la perseguía desde el momento en que lo mostró hasta lo más seguro su muerte.


-¿Por qué huiste? -dijo lo que parecía más calmado.
-Yo al igual que tu tengo un talento... si se puede llamar así que no todos deben conocer, para mi desgracia la Iglesia se entero de ese talento.
-¿Qué clase de talento es ese?
-Yo... -puso ella igual sus manos en los hombros de él y bajo la mirada -esto puede sonar raro...
-¡Dilo! -se le comenzaba a ir la calma momentánea que había logrado obtener.
-Cálmate Claude -Bastian parecía regañar -no eres el único que ha pasado por cosas desagradables.
El rubio lanzo una mirada furtiva para Bastian, pero se encontró con ojos preocupados puestos sobre Audrey -lo... siento. Es que, es que todo esto es...
-Difícil -la chica levanto la mirada -Claude quizá yo deba contarte mejor que clase de pasado tengo, para que puedas comprender como es que hemos llegado hasta aquí. Te sonará repetitivo, pero para que comprendas mejor.

La chica camino hasta la ventana donde hace unos minutos miraba Bastian, Claude no podía dejar la mirada de confusión.

-Luego de que mi familia fuera asesinada, mi tío se ocupo de mi por aproximadamente dos semanas -sonrió ligeramente -luego se deshizo de mi enviándome a Europa, exactamente... Francia -dirigió la mirada a Claude.
Él la miraba asombrado, ya estaba viendo por donde iba la historia.
-Fue poco lo que permanecí como una estudiante en ese lugar, del cual casi ni hablaba el idioma. No sé como la Iglesia supo que tenía habilidades especiales.... Me entrenaron para dar caza a demonios, brujas y quien sabe que otras cosas más. La regla Primordial...

"Nunca Exorcizar Sin Permiso Del Guardián" -dijeron Ariza, Audrey y Bastian en coro.
-Cómo ves, Ariza era monja, en España. Bajo las mismas reglas de la Sociedad Secreta de la Iglesia Católica. Bastian le persigue el apellido Luttenberg. Familia alemana de cazadores, trabajan totalmente desligados de la Iglesia. Pero tienen la misma regla.
-¿Quién es el Guardián? -pregunto Claude.
-Cada grupo de Exorcistas si les quieres llamar así, tiene un líder, el cual no mueve su trasero de una cómoda oficina, pero da las ordenes. Ese es el que autoriza si se debe realizar. Pero como verás no siempre se le puede consultar...
-¿entonces qué hacen?
-La regla dice matar... Para realizar un exorcismo necesitas estar aprobado por la Iglesia, tener a mano una Biblia, Agua Bendita y mucha fuerza mental.
-Pero tu...
-Exacto... solo me necesito a mi concentrada y algunas oraciones.
-¿Es tu habilidad?
-Para nada... existen otras personas que pueden hacerlo, por ejemplo Gustav. El fue mi... ¿maestro?
-¿y entonces? ¿qué te hace especial? ¿qué hace que la Iglesia te busque? ¿qué hace qué tu huyeras de ahí?
-El mismo día que Josephine fue secuestrada yo estaba en Hesse. Un Ángel había bajado a la tierra. Los ángeles creen en la pureza, la belleza. Este mundo esta impuro, sucio y contaminado. Los ángeles no lo resisten y muchos pierden el control. Ella quería limpiar este mundo, dejarlo puro como cuando Dios lo entrego.
-El incidente del ángel -comento Ariza en voz baja, muy para ella. Pero todos escucharon.
-Mi padre se revolcaba en la rabia por no ser el que la encontró... y por no ser él que hizo lo siguiente que paso... -Bastian comento.
-¿Incidente? ¿Acaso al ángel le paso algo? -buscaba respuestas en los rostros de los tres. Rupert se veía tan perdido como se sentía Claude.
-Un ángel que se sale de control y asesina de la manera en que lo hizo ella ya no es útil para la Iglesia ¿un ángel que asesina a los fieles? para nada les sirve. Ese día descubrí que yo podía... Asesinar Ángeles.

El silencio volvió a reinar en aquella habitación.

-¿Ma...taste a un... ángel? -¿qué cosa acababa de decir ella? -¿eso eso posible?
-Por eso el demonio en la casa de los Córdoba me gritaba asesina. Por eso te dijo que yo te podría matar -miro hacía el techo con los ojos llorosos -sabes... lo último que me dijo ella cuando la atravesé con la hoja del sable fue "¿acaso el mundo seria mejor sin mi?" me estaba sonriendo aún con ternura
-¡Un momento! matas a un ángel y me explicas ¿por qué estabas sucumbiendo ante la niña endemoniada? -los cambios de emociones en la conversación ya eran totalmente normales.
Audrey dejo el rostro melancólico a un lado y comenzó a reír ligeramente hasta que ya eran carcajadas -jajajaja, lo sien..to -le salían lagrimas de tanto reír.
-No entiendo el chiste -hablo Ariza.
-Ni yo -dijo Claude.
-Me estaba haciendo la tonta frente al demonio, él menciono el incidente sobre el ángel. Sabía lo que había hecho ¿cómo? -dijo tratando de tranquilizarse -¿Cómo un demonio cualquiera sabia eso?
-Entonces estabas... ¿fingiendo?
-Sí. Pero jamás pensé que fueras a venir. Cuando interrumpiste, él se distrajo y aproveche el segundo para terminar las cosas, no le exorcice más rápido porque esperaba que hablara más sobre Josephine.

Las cosas estaban dando un pequeño giro.

-Aún estoy un poco en shock por lo de mi padre. Pensé que habían sido las bestias que siempre me han seguido los causantes de su muerte. Pero lo de matar ángeles esta fuera de todas mis expectativas. ¿No me digas que Gustav hace alguna cosa así? -ya no sabía realmente como reaccionar.
-Ni idea, a pesar de que pase mucho tiempo con él, sigue siendo un misterio lo que pasa por su cabeza. Tengo entendido que cuando le capturaron volvió a escapar... -se quedo en silencio como si a su cabeza hubiese llegado una idea repentina.

-Bueno... ha sido una charla muy interesante, pero ahora todos deberían volver a sus casas y descansar -Rupert se veía cansado -esto ha sido un camino sin salida, debemos esperar alguna otra pista que nos lleve más lejos.
Bastian saco de su bolsillo unas llaves, también se notaba cansado -¿Te llevo Ariza?
-Claro cariño -le guiño el ojo -siempre es un placer ir contigo y tus amenas conversaciones -era a leguas un sarcasmo.
-Cualquier cosa nos avisas viejo -Bastian ya daba la espalda mientras salía por la puerta hacía el vestíbulo.

-Bueno -dijo caminando a la puerta -creo que también me retiro -miró a Claude -¿te quedas?
-No, no. Claro que voy contigo, tengo un mundo de preguntas -decía seguido de caminar hasta donde ella estaba.
-Nos vemos pronto Aznar. Por cierto... Josephine no tardará en mostrarse o eso pienso -la expresión era seria.
-Acaban de revelar tantas cosas ¿y todos se van tan tranquilo? -decía Claude pasando por el umbral de la puerta.




5:00 AM Casco Antiguo.

Hace unos minutos llovía, pero la lluvia había escapado junto a las nubes a otro sitio, el sol aún lejos de aparecer tenía todo a oscuras. Dentro de una de las tantas iglesias que se encuentran en el Casco Antiguo se daba una curiosa reunión.

-¿Y bien? -Pregunto el hombre más robusto.
-Ella esta siendo un poco descuidada, y eso nos servirá a nosotros -un hombre vestido de Blanco de pies a cabeza, llevando puesta una especie de uniforme parecido al de los presbíteros, una cruz patriarcal* al lado izquierdo muy cerca del corazón -Sobre Gustav, aún estoy averiguando.

-¿Puedo preguntar por qué la buscamos? -el más joven de todos interrogaba.
-Esa chica los ha echo recorrer desde Roma, hasta Lisboa. Huye justo después del incidente del ángel y la muerte del presbítero Evan ¿no les parece que hay suficiente razón?
-Mi señor Lucas, lo hacemos por orden de un Cardenal. Pero a fin de cuentas conocemos a esa chica ¿no cree qué podemos tomar partido?
-¿Ryan, no? sé que ustedes mismos desean con ansias saber la verdad... aunque no creo que les de tiempo  -murmuro por lo bajo lo último.



El pequeño viaje de regreso a por todo lo contrario, fue totalmente silencioso. Ninguno de los dijo nada. Bajaron del auto y subieron al elevador. Cuando ya casi llegaba al piso correspondiente al fin hablo el chico -yo no me voy a separar de ti ¿sabes no?
-Lo sé -el rostro inexpresivo no dejaba leer nada en el.
-Yo...
-Mucha información por un día -lo miro -Evan era bastante curioso, uno pensaba que no decía mucho, pero sus palabras era acertijos donde te decía mucho más de lo que pensabas. Quizá si te haya explicado todo lo que paso y pasaría, solo que no podías comprender.

El elevador se abrió. Y salieron.

-Es mejor que descanses Claude, si realmente aceptas ayudar a el viejo Aznar en esta búsqueda.
-No tienes muchas esperanzas de encontrarla en condiciones de exorcizar ¿cierto?
-Esa chica lleva dos años con un demonio en su cuerpo, jamás le he visto en persona. Sobrevivió de manera sospechosa a un accidente... Hay cosas que yo no puedo hacer y una de esas son milagros.

Entraron al apartamento. Todo estaba muy callado. Ella cerro la puerta y sin decir alguna palabra se marcho a su habitación. Claude hizo lo mismo seguido de ella. Tomo un baño y se dispuso a dormir, pero habían demasiadas cosas pasando por su cabeza.

"Ese día descubrí que yo podía... Asesinar Ángeles."

Esa frase se repetía en su cabeza una y otra vez -¡JODER! -se levanto de la cama de inmediato -no puedo quedarme tranquilo... estoy tan seguro que ella sabe más y no me lo ha dicho ¿pero por qué? -caminaba de un lado a otro -estoy seguro que ella debe estar igual de inquieta -se quedo un momento quieto -¿por qué mi padre me deja con la única persona que puede matar ángeles?

Salió de su habitación y de inmediato sus pasos se dirigieron hasta en frente a la puerta de Audrey, toco dos veces, pero nadie respondió. Espero unos segundos y la abrió.

Para su sorpresa ella dormía de lo más tranquila. Se acerco hasta el borde de la cama, su rostro estaba totalmente tranquilo. Se preguntaba cómo podía ser tan expresivo ese rostro. Sin darse cuenta su mano sola trataba de tocarle la mejilla, cuando estaba a punto, sintió como le tomarán fuerte de la muñeca y lo halaron al frente.

-¡eh! -grito ella -me has pegado un susto horrible querido.
-¡aah! ¿qué rayos fue eso? -decía él tratando de levantarse.
-Oye -dijo coqueteando -¿qué haces en mis aposentos a estas horas?
-¡aah! nada, nada -ya sabia como era ella -no esperaba que estuvieses durmiendo.
-Ya esta saliendo el sol... no he podido dormir nada por andar pensando en algo.
-Se puede saber el qué, no te deja dormir.
-Pues las marcas en tus manos ¿son por todo el brazo?
-En ambos, este tipo de situación me ha pasado antes -la miro buscando respuesta de ella -lo he vivido toda mi vida o desde que puedo recordar. Siempre dicen que quema y duele, antes no era tanto. Pero hoy la chica grito de una manera inusual.
-El círculo no era para exorcizar -dijo en ella interrumpiendo.
 -¿El círculo?
-El que dibuje en la habitación, el que te dije que no dejarás que ella saliera.
-¿Y entonces para qué?
-Ya te dije que no necesito cosas tan comunes para exorcizar, solo mi mano y mi voluntad al máximo. El círculo era para sellarte momentáneamente.
-¿Qué? -¡Hola nuevamente confusión!
-Apenas y la tocaste cuando ella chillo, si te dejaba así matarías al demonio de inmediato, no hubiese podido preguntar o sea que en vano todo. Fue un poco cruel lo acepto, pero debía.
-Espera... ¿qué? eso no pasaba antes...
-Las marcas que aparecen también son sellos, puestos por Evan. Por alguna razón sello tu poder, los sellos están desgastados y por eso tu poder se esta liberando. Me sorprende que el cabaret te pudiera esconder tanto tiempo.
-¿Para qué mi padre pondría sellos? ¿no es más fácil matar los demonio y ya?
-Liberas poder sin darte cuenta, por así decirlo "a lo loco" -se acomodo -podrías matar al dueño del cuerpo. Eso es... te sello para que no matarás.

Se levanto de la cama, vestía un short y una camisa con mangas largas, atrás estaba alzada y dejaba ver piel de la espalda, se notaba que estaba marcada, una extraña cicatriz.
Claude se le acerco rápido y la tomo por el brazo para detenerla y levanto un poco la camisa para mirar.

-¡Oye qué haces! -dijo ella sonrojándose mientras se soltaba del agarre -esos hábitos tuyos de burdel.
-¿Qué es esa cicatriz? -trataba de volver a intentar ver.
-¿Cicatriz....? -miro extrañada, pero a los segundos reacciono -Eso Claude, es una de las razones por la cual no debo olvidar  no regresar a la Iglesia -se volteo y se levanto un poco la camisa para dejar ver con claridad la cicatriz.

Era un perfecto círculo, dentro de él una cruz rodeada por doce círculos. Fue claramente hecha con hierro caliente.

-Te marcaron como ganado... -dijo con una mueca de desprecio a la acción.
-Tenía catorce cuando lo hicieron... el que tenía en la mano el hierro fue el Cardenal Lucian Grech -sonrió tranquila -pero eso no importa en lo absoluto... en este momento, Ahora debemos volver a sellar.
-¿Por qué? -dijo exaltado.
-Si llegas a tocar a Josephine la vas a matar y eso no es lo que queremos. Necesitamos que la inmovilices, no matar -se repetía como para si misma.


Entraron al estudio. Aparto unas cuantas cosas de la mesa, y tomo uno de los tarritos de pintura y lo volvió a poner en su sitio y miro a Claude -¿Qué color te gusta más?
-¿Tiene eso algo que ver?
-¡Claro! -dijo emocionada -así sé cuál es tu color favorito.
La miro tratando de no reír ¿con qué clase de persona había ido a parar esta vez? -Verde...
-uumm... -mascullo mientras lo buscaba.
-¿Pasa algo?
-Es mi color favorito también... verde oliva para ser precisos -agito el tarrito y en la mano derecha un pincel -¿te quitas el suéter?
-Y dices que yo y mis hábitos de burdel -mientras se sacaba el suéter.

Hizo un par de marcas muy cerca del corazón, otras dos en la espalda por donde estarían el pulmón derecho y el riñón izquierdo -extiende los brazos -cercano a los codos unas cruces y en la parte de arriba de las manos el mismo signo extraño.
Puso el pincel y la pintura a un lado y murmuraba algo. Puso sus palmas contra las de él. En ese instante como si lo chocara repentinamente un recuerdo vino a su mente.

Lo mismo que ella estaba haciendo, pero en lugar de la chica un hombre alto, le sonreía. Le estaba cantando algo en latín mientras las marcas dibujadas se disipaban.

Estaba ocurriendo lo mismo.

"Amen" fue lo último que esucho.

-Lo recuerdo... mi padre me cantaba estas palabras...
-¿Cantaba el sello? interesante.. quizá porque eras un niño.
-Hacía tanto que no recordaba tan vivídamente sobre él. Hace tanto... -bajo los brazos rendido.


Martes 9:00 PM Algún sitio de la Capital.

Estaba cayendo una leve llovizna. Todo estaba tan tranquilo.
Ariza se encontraba sentada sobre algunos escombros tratando de encender un cigarrillo. Claude se le sentó al lado, parecía que no le molestaba en lo absoluto el humo que desprendía el cigarrillo.

Los otros tres parados mirando hacía una pared. Audrey inclino ligeramente la cabeza para poder leer.... "in terra quam in caelo"

-Es del padre nuestro... ¿o no tiene nada que ver? -Rupert trataba de juntar los cabos.

Que estuviera ahí no era problema, si no que claramente estaba escrito con sangre. Bastian miro a un lado, le echo una leve mirada al cuerpo clavado en la pared.

-Claramente tiene que ver con el Padre Nuestro. Este tipo esta clavado en la pared con las manos extendidas, simulando crucifixión. ¿Tendrá que ver con Josephine?

Audrey inclino la cabeza al otro lado. Miro de reojo el cuerpo.

-¿Y ahora? -cuestiono Ariza dándole toquesitos al cigarrillo para dejar caer la ceniza.

En ese mismo instante se escuchaba una risa muy fuerte en la parte de arriba del edificio. Era la de un hombre.

-Debemos solucionar de una manera madura esto -las miradas serias de los cuatro se encontraron.
Ariza se levanto y tiro el cigarro a un lado y se paro a un lado de Audrey, los otros dos cerraron el círculo. Claude miraba atento...

-Uno... dos... -comenzó a contar Rupert -¡Tres! -al instante que lo dijo los cuatro mostraron sus manos.

-Piedra, Papel Y Tijera, me están diciendo que es su solución madura para.... -Claude le sorprendían las cosas que hacían.
-Ir a ver quien diablos es el dueño de esa risa tan espantosa -dijo Bastian rascándose la cabeza.

Dos tijeras por parte de Rupert y Ariza. Dos papeles por parte de Bastian y Audrey.

-Bueno... al menos no iremos solos -la chica se alzaba ligeramente la falda sacando un pequeño revolver, al instante le lanzaba el bastón a Claude.
Bastian sacaba del abrigo que llevaba una pistola y se dirigía a la entrada del edificio.
-Mueve Claude -le hablo Audrey al momento que seguía a Bastian.
-¿Yo también? -dijo espantado.
-No jugaste, eso significa que querías ir de todas formas -dijo riendo Ariza.
-Eso debe ser ilegal de alguna manera, aprovecharse así de un menor de edad -pudo escuchar a lo lejos el quejido de Bastian.


 La risa se escucho una vez más, los tres miraron tratando de encontrar de donde provenía. Pasos de alguien corriendo, la risa una vez más.
De afuera se escucharon dos disparos.

-Necesito un arma -las palabras de Claude interrumpieron la tensión.
-Ni loco, nos dispararías -Bastian le miro con burla.
-Podríamos cambiar -agrego Audrey que parecía divertirle lo que pasaba -¡Por la escalera! -grito mientras corría en dirección a donde señalaba.

Los otros dos le siguieron. Parecían interminables las escaleras. Una ligera luz se podía distinguir arriba. La iluminación que había en el sitio era baja, pero lo suficiente para lograr mirar donde pisar.

-¡Es una chica! -informo sobre lo que sus celestes ojos veían. Los encogía tratando de poder ver mejor.
-¡Josephine! -grito Audrey -¡Josephine!

Seguían subiendo cuando un hombre de quizá un metro noventa se lanzo sobre Bastian, trataba de morderlo.
-No se preocupen, busquen a la chica... -tomo al hombre por uno de sus hombros y estrellándolo contra la pared.

La chica no termino de escuchar lo que decía Bastian cuando ya continuaba subiendo, Claude tomo unos segundos para seguirla.
Cuando al fin llegaron a la azotea del edificio iban jadeando. Claude podía sentir el ácido láctico quemando en sus pantorrillas.
Dio una mirada alrededor, la azotea no era muy grande. Audrey seguía cerca de la puerta, tenía el revolver en la mano derecha, pero no estaba alerta.
-No hay nadie... -apenas y termino la frase cuando algo halo de la chica y cerro la puerta dejando al chico afuera.
-¡Hey! ¡Audrey! -pudo oír un par de groserías de parte de ella y tres disparos muy seguidos. Escucho unos segundos esperando respuesta, pero nada. De inmediato trato de abrir la puerta pero estaba cerrada.

-Buenas Noches, no esperaba encontrarte aquí -la voz suave hizo que reaccionara enseguida.
-¿Josephine? -en definitiva era ella. Le habían enseñado una foto, se veía mucho más delgada. El cabello castaño oscuro, como el de Rupert, largo hasta la espalda baja, lo llevaba suelto, pero perfectamente peinado. Los ojos oscuros y demostraba tranquilidad en ellos.
-¿Josephine? Te refieres a la dueña de este cuerpo -se señalaba a si misma.
-Dices que no esperabas verme aquí... -escogía las palabras -y que no eres Josephine aunque estas en el cuerpo de ella... entonces eres...
-Evangeline por supuesto ¿es qué acaso ya no me recuerdas?
-Noo -alargo la palabra y su gesto era confuso -¿debería?
La chica se le acerco un poco, noto que el chico estaba en guardia, tenía el bastón listo para atacar -Tranquilo -olfateo un poco -Es extraño, no es exactamente como yo te recuerdo, pero en definitiva eres tu.
-¿Me has olido? -su cara de incertidumbre era cada vez más clara.
-Dime una cosa ¿aún piensas llevar la contra a la purificación? si es así tendré que matarte esta vez -levanto la mano izquierda uniendo los dedos, brillaban ligeramente.
-Evangeline, estas equivocada. -Desenvaino la espada delgada escondida en el bastón -Esta noche no voy a morir.









*Cruz Patriarcal o Cruz de Lorena: 
Esta es una cruz vista frecuentemente portada por los patriarcas en las obras de arte. 
La barra superior representa la inscripción colocada sobre la cruz por Pilatos. 
Fue adoptada por cardenales y arzobispos como una distinción jerárquica.
Esta cruz fue también usada por la Resistencia francesa en la II Guerra Mundial como símbolo de la Francia Liberada.



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